La computación en la nube genera incertidumbre en cuanto a la cuantificación y la determinación de la jurisdicción cuyo Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) se aplica a las operaciones internacionales entre empresas. La computación en la nube hace referencia a las operaciones que se realizan a través de internet y están alojadas en una red de servidores remotos, en contraposición a las que se gestionan en servidores locales u ordenadores personales. La Unión Europea ha intentado dar respuesta a las incertidumbres que rodean a esta realidad.
Consideraciones – fiscalidad de la computación en la nube
La rápida expansión de la computación en la nube hace vulnerables a los países ante la elusión fiscal. Esta tecnología permite efectuar operaciones de forma rápida y con una comunicación mínima entre proveedores y consumidores, que pueden acceder a ella desde cualquier parte sin someterse a ningún tipo de control fronterizo. La computación en la nube utiliza bolsas de recursos que se asignan y reasignan en función de la demanda. Así pues, estas operaciones implican varios intercambios instantáneos entre jurisdicciones. La complejidad de la computación en la nube dificulta su regulación por parte de las Administraciones Públicas.
Características de las operaciones – fiscalidad de la computación en la nube
La computación en la nube difumina la línea que separa los bienes de los servicios. Para superar este obstáculo, la UE ha introducido una nueva categoría, en la que cabe la mayor parte de la computación en la nube: los «servicios prestados por vía electrónica». Estos servicios se prestan a través de redes electrónicas, están básicamente automatizados y requieren una intervención humana mínima.
La computación en la nube tampoco deja claro si las operaciones se realizan entre dos empresas o entre una empresa y un particular. La UE utiliza el número de IVA o un número de identificación (VRN o VIN) para validar y distinguir cada una de las operaciones.
Determinación de la ubicación – fiscalidad de la computación en la nube
El consumidor final es quien paga el IVA en última instancia, pero la computación en la nube hace que no resulte sencillo determinar dónde se debe liquidar el impuesto. En el caso del IVA, la UE aplica el sistema de tributación en destino. Por consiguiente, en las operaciones entre empresas dentro de la UE, el impuesto se paga en el territorio en el que la empresa compradora esté domiciliada. En el caso de las efectuadas entre empresas y particulares, el impuesto se paga en el país en el que el comprador tenga su residencia permanente.
La lucha contra el fraude y los abusos – fiscalidad de la computación en la nube
La computación en la nube hace posible la evasión del IVA debido a la opacidad y velocidad de las operaciones. La UE ha creado el Sistema de Intercambio de Información sobre el IVA (VIES), que exige a los Estados miembro el intercambio de información tributaria. Este régimen aumenta la transparencia y ayuda a detectar los abusos que se produzcan en el mercado de la UE. Sin embargo, recibe críticas por sus retrasos. Para que el intercambio de información sea más fluido, se ha planteado que la UE ponga en marcha un sistema de facturación digital harmonizado al que las distintas Administraciones tributarias puedan acceder a través de internet.
La recaudación – fiscalidad de la computación en la nube
La UE ha puesto en marcha la miniventanilla única del IVA con el fin de simplificar el proceso para darse de alta y mejorar así la recaudación del IVA. Gracias a ella, las empresas que presten servicios electrónicos a los consumidores de la UE pueden darse de alta en un solo Estado miembro en vez de tener que hacerlo en todos aquellos en los que operan. Además de incrementar la recaudación de IVA, la miniventanilla única ha reducido los costes de las empresas.
Un sistema de block-chain en tiempo real en el que se almacenen registros electrónicos de las operaciones en ordenadores conectados a través de internet con copias idénticas podría mejorar la recaudación de este impuesto. Permitiría compartir datos a los que los usuarios podrían acceder de inmediato de forma segura, incrementando así la transparencia y reduciendo el fraude.
La UE cuenta con mecanismos para afrontar las dificultades que presenta la fiscalidad de la computación en la nube. No obstante, es necesario afrontar los nuevos retos que acompañan al aumento de operaciones digitales. Si desea más información, puede ponerse en contacto con nuestro despacho.
Víctor Sáez