La digitalización ha transformado profundamente la economía global, introduciendo modelos de negocio que operan sin necesidad de una presencia física en los países donde ofrecen sus servicios.
Esta evolución plantea desafíos significativos para los sistemas fiscales tradicionales, que se basan en la localización física de las actividades económicas para determinar la tributación.
Desafíos fiscales de la economía digital
Las empresas digitales pueden interactuar con consumidores en múltiples jurisdicciones sin establecer una presencia física en ellas.
Esto dificulta la aplicación de las normas fiscales tradicionales, ya que no siempre está claro dónde se generan los beneficios y, por ende, dónde deben tributar.
Además, la importancia creciente de los activos intangibles, como los datos y los algoritmos, complica aún más la valoración y asignación de beneficios entre diferentes países.
Iniciativas internacionales para abordar la fiscalidad digital
Para enfrentar estos desafíos, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) propuso un enfoque de dos pilares:
- Busca reasignar una parte de los derechos de imposición sobre las multinacionales más grandes y rentables a las jurisdicciones donde se encuentran los consumidores, independientemente de la presencia física de la empresa en esas jurisdicciones
- Introduce un impuesto mínimo global del 15% para garantizar que las multinacionales paguen un nivel mínimo de impuestos, independientemente de dónde operen.
Estos pilares pretenden modernizar el sistema fiscal internacional y asegurar una distribución más equitativa de los ingresos tributarios en la era digital.
Respuesta de España a la digitalización fiscal
España ha sido proactiva en la adaptación de su sistema fiscal a la economía digital. En 2020, se aprobó la Ley 4/2020, de 15 de octubre, del Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales, que grava servicios como la publicidad en línea, la intermediación en plataformas digitales y la venta de datos generados a partir de información proporcionada por los usuarios.
Este impuesto busca gravar actividades donde la participación de los usuarios contribuye significativamente al valor generado por la empresa.
Impacto en las Administraciones Tributarias
La digitalización no sólo afecta a las empresas, sino también a las Administraciones Tributarias. Éstas deben modernizarse para gestionar eficazmente la tributación de las actividades digitales.
La implementación de tecnologías avanzadas permite una recopilación y análisis de datos más eficientes, mejorando la detección de evasión fiscal y facilitando el cumplimiento de las obligaciones tributarias por parte de los contribuyentes.
En conclusión, es esencial que tanto las empresas como las Administraciones Tributarias continúen adaptándose a este entorno en constante evolución para asegurar la equidad y eficiencia del sistema fiscal global.